sábado, 23 de mayo de 2009

Mi confrontación con la docencia.


Iniciare comentando que estudié la carrera de Ingeniería Química en la Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), soy de la generación 82-86, empecé mi trabajo profesional antes de terminar mi carrera, en una empresa consultora en ingeniería ambiental dedicada al estudio, análisis, pruebas piloto y diseño de plantas, en tratamiento de aguas residuales, me titule y entre a trabajar en otra empresa del área metal mecánica en el laboratorio de control de calidad fundición en laboratorio químico, metalúrgico, posteriormente entre a trabajar en una empresa farmacéutica dedicada a fabricar principios activos, en el área de extracción, purificación, reacciones químicas del área de producción, posteriormente ingrese a una planta automotriz en el área de calidad fundición, en el área de laboratorio químico, metalúrgico y pruebas mecánicas y debido a situaciones de baja demanda en el mercado, salí en el recorte de personal, me ofrecieron trabajo en una planta de nueva creación en el área de calidad, pero también había la oportunidad de dar clases en un plantel a 45 min., del lugar donde vivo, y opte por solicitar el empleo, y debido al perfil solicitado, años de titulado y la experiencia profesional fui aceptado en el CETis No. 17 de San Martín Texmelucan, Puebla en el año de 2001 cubriendo 20 horas.

La materia que me asignaron a impartir fue cálculo diferencial, y aunque ya tenía tiempo de no tomar un libro de matemáticas, no me fue difícil preparar la clase de acuerdo al programa, ya que contaba con la experiencia laboral de haber dado cursos de capacitación, platicas al personal, me dio la seguridad para abordar el tema, pero con un poco de incertidumbre de cómo tratar a los alumno, ya que los alumnos actúan en base a la actitud del maestro, pero recordé a mis mejores profesores de la universidad, para adoptar sus estrategias de trabajo y metodología, hasta que poco apoco fui adoptando mi propia personalidad.

Actualmente me siento feliz, por estar trabajando en el área educativa, ya que el estar conviviendo y compartiendo experiencias, con jóvenes me hace sentirme parte de ellos.

El ser docente en el nivel medio superior es gratificante, por que siento que estamos formando jóvenes que están a un paso de ingresar a una escuela de nivel superior o que por motivos personales tienen que empezar a trabajar, y uno juega un papel importante, en darles las bases, la confianza, la seguridad, el animarlos a que no decaigas y sigan adelante, y es por eso que también es un reto.

Todo esto nos lleva a que los alumnos se acuerden de uno, y cuando tenemos la oportunidad de visitar alguna universidad o tecnológico, o simplemente en la calle, nos saluden con gusto y nos cuenten de las actividades que están realizando con la confianza creada.

Uno de los puntos en los que uno se siente limitado, es que en ocasiones nos llegan alumnos que carecen de bases suficientes para el nivel de ingreso y nos cuesta trabajo llevarlos a la par con los demás, ya que los grupos normalmente son de 50-52 alumnos, y también carecemos de espacios físicos para asesorias, ya que contamos con turno matutino y vespertino, es complejo y eso me hace sentir mal. Otra situación es el que los alumnos que egresan y se incorporan al sector productivo son contratados con un salario bajo, y esto se debe a la situación económica de la región, done la demanda de mano de obra es grande pero los salarios son bajos.

Bueno me dio gusto saludarlos y comentarle un poco de lo que yo percibo como docente.